Gema de la Cruz- Coach

lunes, 15 de febrero de 2016

" No es lo que tenemos sino lo que disfrutamos lo que constituye nuestra abundancia"
Epicuro

Cada vez que me escucho a mí misma desmerecerme por alguna de las cosas que hago bien, me pregunto para qué lo hago? Es decir si alguien se acerca y me dice me encanta tu blog, que bien escribes. Yo una de las primeras cosas que hago es sonrojarme, si esta reacción fisiológica fuese operable os garantizo que yo ya habría pasado por quirófano, lo siguiente es agradecerlo por supuesto y lo tercero suele ser, bah! no, tampoco escribo bien, hago lo que puedo. ¿Para qué hago esto?

Para desmerecer algo que hago bien, no sea que si yo escribo bien tú no puedas hacerlo. Esto es un pensamiento de escasez muy potente, pensar que las cualidades son limitadas, ¿acaso si eres guapa estás restándome a mí belleza? Son las cualidades, los talentos limitados o  por el contrario ilimitados. Porque si son limitados nos estamos engañando y estamos engañando a nuestros hijos, yo le diría a mi hijo, no voy a llevarte más a entrenar, es una pérdida de tiempo dos tardes a la semana, esto no es lo tuyo, no importa que te guste y disfrutes con ello no vas a superarlo, has nacido con 560 gramos de talento para el fútbol.Pues parece que no verdad. Y sin embargo actuamos muchas veces como si así fuera, si alguien es demasiado simpática o guapa o inteligente, y es consciente de sus fortalezas solemos decir, es muy lista pero sabe que lo es o se lo tiene muy creído. Entonces como va la cosa, hay que serlo pero no parecerlo. Y es por eso que impostamos una modestia que tiene que apostillar nuestras frases cuando recibimos un cumplido, no basta con que nos lo quedemos.
Acaso el rebajar con mi "modestia" tu cumplido no estoy en parte desmereciendo tu criterio, si opinas que escribo bien, y yo digo que no, no estoy tomando tu opinión al mismo nivel que la mía. Es como si haces un regalo a alguien y te dice qué bonito, lo voy a devolver pero que sepas que me encanta. Raro, raro, raro, no?

Qué curioso, lo complicado que me resulta recibir y lo poco que me cuesta admirar los talentos del resto. Cuando más perdida estaba, y ya lo he contado en alguna ocasión, sobre todo en el ámbito profesional, todo el mundo me parecía maravilloso en su oficio y sentía que deseaba la vida de cualquier otra persona que no fuera yo. Como emociones, mente y cuerpo van unidos, y mi cuerpo estaba en aquellos momentos descuidado y maltratado, también anhelaba cualquiera de los cuerpos de las revistas que no eran el mío. Imaginaba en los demás vidas perfectas que me resultaban inalcanzables. Vuelta a la escasez, a pensar que no estaba en mi todo lo que necesitaba para ser feliz, y que mi cuerpo, que me sostenía estoicamente es perfecto para mí y en cuanto lo escuchase un poquito actuaría en consecuencia.

Pero que a gustito se está a veces en el personaje víctima, tan socialmente aceptado y reconocido y dejando aflorar emociones de envidia porque el resto tiene todo lo que deseas y tú sólo las cartas que te han repartido y no sabes a quién decirle que vuelva a barajar que con esa mano tienes poco que hacer. Y el sumirte en estos pensamientos tiene también consecuencias, una de ellas la necesidad perentoria de cubrir las carencias del ser con el tener, y el consumismo que es la forma más rápida e infantil de acercarme a quien quiero ser. Modelo a quién quiero parecerme teniendo lo mismo que ella o él, veo su blog , una revista y de pronto ansío un bolso, unos zapatos o un teléfono. Y entras de cabeza en el círculo de escasez. Te frustra no poder tener todo lo que tienen y es que hay una parte de ti que no ansía esas cosas, ansía parecerse a ciertas personas, por motivos diferentes. Pero como no puedo tener lo que "deseo" me siento más escasa, más vacía, más pobre.

Y si en vez de fijarte tanto en las cartas que no te gustan buscas las que tienes y te pueden dar juego. Ya sé que no estamos acostumbradas a ello, que al contrario tratamos de ponerlas detrás de otras, que te digan eres muy simpática y tú estés pensando "piensa que soy fea". Parece que de forma automática vamos a la carencia, a lo que crees no tener y no pones peso ni valor en lo que eres así sin hacer mucho esfuerzo, y que además te gusta serlo, no has de esforzarte para ello. 

Te propongo que  pongas en marcha alguno de los mecanismos de los que hablaba en el post anterior del diálogo interno y te digas hoy al menos tres cosas que te gustan de ti. Y yo por mi parte comenzaré a recibir con mucho amor los comentarios positivos que me llegan sobre el blog y como escribo. Y me los quedaré sin rechistar.


jueves, 4 de febrero de 2016

"Si tuvieras un amigo/a que te hable de la misma forma en que a veces te hablas a ti mismo/a,
 ¿ cuánto tiempo permitirías a esa persona ser tu amiga?"


Desconozco a quién he de adjudicarle esta cita, lo que se con certeza es el impacto que me ocasionó cuando la escuché por primera vez y fui consciente del diálogo interior tan destructivo que había mantenido conmigo misma en las etapas más difíciles de mi vida.

Alguna se ha mirado en el espejo y se ha dicho mentalmente frases que de venir de otra persona jamás tolerarías o incluso llegarías a plantearte si serían denunciables. O cuando has depositado una expectativa en un objetivo y éste por cualquier circunstancia no llega de la manera que has planeado. O sencillamente, por equivocarte en un desvío en la M-45, yo aquí en ocasiones, conseguía hacerme llorar, lo que jamás habría hecho con ninguna persona en el planeta y menos por semejante motivo.

Con el tiempo, he descubierto que detrás de tanta agresividad en el diálogo conmigo misma había miedo, miedito en dosis altas. Y que desde esa emoción producía mis pensamientos y desde esos pensamientos conducía mis acciones. Y también comprobé que los resultados de tales acciones difícilmente me conducían donde yo quisiera estar ni me acercaban a quien yo quería ser.

Ahora también sé que nuestro cerebro está diseñado para la supervivencia y no para la felicidad y que afortunadamente nos alerta de manera continua de los constantes riesgos con los que nos podemos encontrar . De los 60.000 locos pensamientos que nos fluyen cada día en la "trastienda" del cerebro, esas canciones raras, esa imágenes siniestras que se nos vienen a la cabeza, la gran mayoría son negativas.¿ Qué piensas cuando alguien se retrasa?, inexorablemente "le habrá pasado algo" (lo mismo que pensaba tu madre cuando quien se retrasaba eras tú, eh?), es la emoción del miedo al volante generando pensamientos. Tu automático no está diseñado para que pienses que a esa persona le ha ocurrido algo maravilloso que ha cambiado el rumbo de su existencia, ese pensamiento no está en tu programa de serie.

Tu diálogo interior genera acción tanto hacia ti misma como en tus relaciones con los demás. En cierta medida esa forma de hablarte tiene que ver con los juicios que realizas hacia ti misma y ese nivel de exigencia, eso sí un poco rebajado, también lo aplicas al resto.

Así que te invito a  tomar consciencia de tu diálogo interior, de qué te cuentas  y cómo te lo cuentas porque tanto si crees que puedes como si crees que no estarás en lo cierto.