" No es lo que tenemos sino lo que disfrutamos lo que constituye nuestra abundancia"
Epicuro
Cada vez que me escucho a mí misma desmerecerme por alguna de las cosas que hago bien, me pregunto para qué lo hago? Es decir si alguien se acerca y me dice me encanta tu blog, que bien escribes. Yo una de las primeras cosas que hago es sonrojarme, si esta reacción fisiológica fuese operable os garantizo que yo ya habría pasado por quirófano, lo siguiente es agradecerlo por supuesto y lo tercero suele ser, bah! no, tampoco escribo bien, hago lo que puedo. ¿Para qué hago esto?
Para desmerecer algo que hago bien, no sea que si yo escribo bien tú no puedas hacerlo. Esto es un pensamiento de escasez muy potente, pensar que las cualidades son limitadas, ¿acaso si eres guapa estás restándome a mí belleza? Son las cualidades, los talentos limitados o por el contrario ilimitados. Porque si son limitados nos estamos engañando y estamos engañando a nuestros hijos, yo le diría a mi hijo, no voy a llevarte más a entrenar, es una pérdida de tiempo dos tardes a la semana, esto no es lo tuyo, no importa que te guste y disfrutes con ello no vas a superarlo, has nacido con 560 gramos de talento para el fútbol.Pues parece que no verdad. Y sin embargo actuamos muchas veces como si así fuera, si alguien es demasiado simpática o guapa o inteligente, y es consciente de sus fortalezas solemos decir, es muy lista pero sabe que lo es o se lo tiene muy creído. Entonces como va la cosa, hay que serlo pero no parecerlo. Y es por eso que impostamos una modestia que tiene que apostillar nuestras frases cuando recibimos un cumplido, no basta con que nos lo quedemos.
Acaso el rebajar con mi "modestia" tu cumplido no estoy en parte desmereciendo tu criterio, si opinas que escribo bien, y yo digo que no, no estoy tomando tu opinión al mismo nivel que la mía. Es como si haces un regalo a alguien y te dice qué bonito, lo voy a devolver pero que sepas que me encanta. Raro, raro, raro, no?
Qué curioso, lo complicado que me resulta recibir y lo poco que me cuesta admirar los talentos del resto. Cuando más perdida estaba, y ya lo he contado en alguna ocasión, sobre todo en el ámbito profesional, todo el mundo me parecía maravilloso en su oficio y sentía que deseaba la vida de cualquier otra persona que no fuera yo. Como emociones, mente y cuerpo van unidos, y mi cuerpo estaba en aquellos momentos descuidado y maltratado, también anhelaba cualquiera de los cuerpos de las revistas que no eran el mío. Imaginaba en los demás vidas perfectas que me resultaban inalcanzables. Vuelta a la escasez, a pensar que no estaba en mi todo lo que necesitaba para ser feliz, y que mi cuerpo, que me sostenía estoicamente es perfecto para mí y en cuanto lo escuchase un poquito actuaría en consecuencia.
Pero que a gustito se está a veces en el personaje víctima, tan socialmente aceptado y reconocido y dejando aflorar emociones de envidia porque el resto tiene todo lo que deseas y tú sólo las cartas que te han repartido y no sabes a quién decirle que vuelva a barajar que con esa mano tienes poco que hacer. Y el sumirte en estos pensamientos tiene también consecuencias, una de ellas la necesidad perentoria de cubrir las carencias del ser con el tener, y el consumismo que es la forma más rápida e infantil de acercarme a quien quiero ser. Modelo a quién quiero parecerme teniendo lo mismo que ella o él, veo su blog , una revista y de pronto ansío un bolso, unos zapatos o un teléfono. Y entras de cabeza en el círculo de escasez. Te frustra no poder tener todo lo que tienen y es que hay una parte de ti que no ansía esas cosas, ansía parecerse a ciertas personas, por motivos diferentes. Pero como no puedo tener lo que "deseo" me siento más escasa, más vacía, más pobre.
Y si en vez de fijarte tanto en las cartas que no te gustan buscas las que tienes y te pueden dar juego. Ya sé que no estamos acostumbradas a ello, que al contrario tratamos de ponerlas detrás de otras, que te digan eres muy simpática y tú estés pensando "piensa que soy fea". Parece que de forma automática vamos a la carencia, a lo que crees no tener y no pones peso ni valor en lo que eres así sin hacer mucho esfuerzo, y que además te gusta serlo, no has de esforzarte para ello.
Te propongo que pongas en marcha alguno de los mecanismos de los que hablaba en el post anterior del diálogo interno y te digas hoy al menos tres cosas que te gustan de ti. Y yo por mi parte comenzaré a recibir con mucho amor los comentarios positivos que me llegan sobre el blog y como escribo. Y me los quedaré sin rechistar.