Gema de la Cruz- Coach

jueves, 7 de enero de 2016





Sé tú mismo, el resto de papeles ya están cogidos.
Oscar Wilde

Feliz 2016. Os deseo que tengáis el suficiente compromiso para conseguir las metas que os hayáis propuesto este año.

Las Navidades me han traído un montón de aprendizajes. Parece que estas fechas son las más indicadas para tendernos trampas y caer de lleno en sus redes y si observas con atención te harás consciente de ello.

Comenzaré con el verbo ser, o mejor en inglés (uno de los grandes propósitos de año nuevo) to be. Y es que, siempre me ha llamado la atención que los ingleses utilicen el mismo verbo para tres acepciones diferentes ser, estar y parecer . Y ahora os preguntaréis, ¿ qué tiene esto que ver con las Navidades? , pues para mí mucho, muchísimo.

Un claro ejemplo de ello es el "saber estar". Desde niña me han enseñado a "saber estar", en el colegio, en mi familia, de visita, en la mesa y hasta debajo de la mesa dándome patadas para que me callase cuando no se consideraba oportuno lo que estaba diciendo. Y ahora, en perspectiva, me doy cuenta de que ese saber estar no me permitía ser yo misma y acepté como correcto lo que los que me rodeaban habían aceptado como correcto antes que yo. Y así el saber estar me enseñó a usar los cubiertos correctamente, a no poner los codos ni mis emociones sinceras sobre la mesa. Y en ese saco comencé a dejar entrar otros condicionamientos como permanecer calladita aunque considerase una barbaridad lo que estaba escuchando, a estar al quite si alguien necesitaba que le pasase la sal y a ser la primera en ponerse de pie para recoger la mesa . Estas y otras más eran las normas de saber estar de mi casa y como las aprendí de los que más quiero y me gustaba ser aceptada y querida por ese grupo no se me ocurría saltármelas aunque en ocasiones me "hicieran bola" y después de algunas comidas familiares lejos de sentirme feliz y reconfortada me sentía triste y dolida, pero permanecía callada.

Pero como hemos dicho el verbo to be tiene otra acepción grandiosa "parecer". Y que levante la mano quién al menos una Nochevieja no haya intentado parecerse a otra persona, vistiendo como lo hacen los referentes femeninos de belleza que compramos en revistas, pelis y anuncios. Vestidos, tacones, peinados y el resultado un auténtico disfraz. Pero ¿dónde estoy yo? pensaba mirándome al espejo, aunque el resultado era tan aplaudido por el resto con dudosos cumplidos como "pero que guapa estás si no pareces ni tú". Mensaje recibido, seguir negando la autenticidad de tu cuerpo y tu personalidad en favor del reconocimiento de los demás y fijarse en modelos públicamente reconocidos en tu entorno. Y eso me ha llevado a lucir cortes de pelo y vestir acorde a modas que cuando miro algunas fotos me pregunto cómo era capaz de salir así a la calle!!!!!



De manera que ya entramos en el año nuevo y te sientes conminada a hacer una lista de propósitos. Y la mayoría de ellos los marcas en comparación con los demás, "si esa ha podido adelgazar yo también lo haré", "qué está trabajando ahí, qué fuerte", etc...Finalmente no moveré un dedo por poner esos propósitos en marcha, esperaré que una magia actúe como en las películas que pasan cuatro escenas y de pronto apareces convertida en tu mejor versión. Y la explicación es porque aquéllos propósitos no eran míos, no eran auténticos y sobre todo porque su sustento no es la competición con los demás sino con la más dura competidora, conmigo misma y eso se llama compromiso. Y el verdadero compromiso se adquiere cuando el plan está diseñado por ti, no por otros para ti y te acercan a convertirte en la persona que realmente eres no en quién crees que los demás esperan que seas.

Y es que como os digo nuestra intención de querer y ser queridas en estas fechas nos hace caer en muchas de nuestras propias trampas, y estar más atentas al estar y al parecer que al ser. Cuando el verdadero acto de amor hacia nosotras mismas es conocernos y querernos tal como somos, en nuestra esencia. Y eso nos permite regalar a los demás amor sincero desde nuestro yo y no desde el personaje, el disfraz que hemos diseñado para la supervivencia social, el ego al que llegamos a fundir con nuestra personalidad y tanto nos cuesta luego desenmascarar.

Así que felices compromisos nuevos, tenemos más de 300 días por delante para disfrutar por el camino de acercarnos a nosotras mismas y poder decirnos cada día feliz autenticidad!!