Las trampas de falopio

Gema de la Cruz- Coach

viernes, 10 de junio de 2016

Cuando organizas tu espacio por completo transformas el escenario que te rodea y el cambio es tan profundo que sentirás que vives en un espacio distinto.
Marie Kondo

El calor ha llegado y tengo apiladas cajas y cajas de ropa que he subido del trastero por toda la casa, hay ropa mía y de los niños y de cama. "Tengo que" darle  una vuelta y acondicionar todo para la llegada del verano. Por otro lado mi amiga Angeles y mi hermana están "kondonizando" sus cajones y espacios con los consejos del libro de Marie Kondo La magia del orden. Vaya por delante que es una magia en la que siempre he creído aunque a veces más que una magia me ha supuesto una verdadera maldición y un condicionamiento fatal que me ha absorbido grandes dosis de energía con lo que ver mi casa llena de cajas y desorden en estos momentos me hace sentir incluso orgullosa de como he reordenado mis prioridades y en qué me focalizo en este momento.

Pero no podía dejar escapar la ocasión para escribir un post sobre una metáfora que utilizo con frecuencia en mis sesiones y que para mí es tan visual como real. Se trata del momento cambio de temporada en el armario, las circunstancias cambian, por la temperatura en este caso y lo que tenías dentro del armario ya no se ajusta a lo que necesitas en este momento, hay una frase que con frecuencia hago mía que es "tengo el armario lleno de nada que ponerme".  Pierdo mucho tiempo frente a él cada mañana y salgo de casa sin sentirme del todo a gusto, lo que llevo no me hace sentir segura y en ocasiones hay señales muy evidentes de que algo no marcha bien, el otro día se me rompió una percha porque todo esta apilado y no cabe un alfiler. Así que llega el momento de ponerme manos a la obra y vacío todo, lo saco y lo coloco sobre la cama en una montaña parecida a las rebajas de los grandes almacene. El ritual se repite cada temporada y tengo viejos conocidos, cada año me encuentro con la ropa formal de cuando trabajaba como consultora o profesora, todas sabéis a lo que me refiero, pantalones rectos, con raya ejecutiva, chaquetas que ahora se llaman blazer... esas cosas y no me atrevo a deshacerme de ellas del todo, cada año desecho alguna pero nunca todas porque pareciera que borro una parte de mi identidad o que eso no va a volver ¿me da miedo cerrar esa puerta a una posible entrevista ?. Hablo del pasado, de pasar página y de saber que eso no va a volver pero a la vez nunca se va a separar de ti porque todas tus experiencias conforman tu aprendizaje y eso configura en parte tu identidad y no unos pantalones que además hay que llevar al tinte cada vez que te los pones.

También me encuentro con esos vaqueros, ya sabéis de los que hablo, esos que una vez fueron mi mejor aliado y podía recurrir a ellos con frecuencia, me daban seguridad y estabilidad y ahora me recuerdan que el tamaño de mis caderas era casi el contorno de actual de mis rodillas y de ahí no pasan, pero en el armario se quedan, no me aportan nada y suponen un objetivo que no es mío, es propio de los anuncios de cremas anticelulíticas ya no son de mi talla, no los quiero. Y no forman parte de mi futuro, no son un objetivo realista sino un objetivo que me llevaría a la frustración una y otra vez.

Y me encuentro con un montón de opciones, por si... por si salgo una noche ( eso ocurre tan de vez en cuando que las tendencias cambian cada vez que lo hago), por si voy a una boda, por si hago zumba, por si, por si... cosas que bien pueden ser esos tengo qué que tenemos en la vida y que nunca hacemos, sólo ocupan un hueco en nuestra cabeza y son una forma de descentrar energía y crear una pequeña dosis de frustración al hacer repaso al final de año.

También tengo cosas feas, que no me gustan nada, que me compré porque iba con una amiga y me dijo que si, o porque era tendencia que no podías pasar sin ello, o porque lo he heredado de alguien pero no es para nada algo que vaya conmigo, pero ahí están, ocupando un espacio cosas que no son de mi agrado, recogiendo como una Diógenes las cosas que otras no quieren y que yo creo que tengo que aprovechar ¿por qué?. Fuera exigencias de hacer lo que creemos que los demás esperan de nosotras, fuera esos modelos raros que no van conmigo, no seré yo la que recoja la basura emocional de otros y llene con ella mi armario.

Pero sorpresa, entre tanto barullo casi no me había dado cuenta de que tengo cosas maravillosas, qué me encantan, algunas llevan acompañándome temporada tras temporada, inmutables porque son de una excelente calidad, otras las compré hasta en rebajas y son tan certeras. Son mi fondo de armario, lo que puedo combinar con cualquier cosa y es un acierto seguro. Tengo muchas de estas y otras que necesito y sé que necesito o que descubro que necesito con ayuda de alguna profesional como Vicky que es actualmente mi asesora de imagen y personal shopper y que hace con mi armario lo mismo que yo como coach con las mujeres que están comenzando sus procesos de emprendimiento, optimizar recursos, fortalecer puntos fuertes, descubrir nuevas oportunidades y conseguir finalmente la seguridad en una misma aprendiendo este proceso de manera divertida.

Y es que la felicidad es una prenda que una elige ponerse cada día y así quién no se pone manos a la obra ahora mismo con el armario.


viernes, 27 de mayo de 2016




Todo se crea dos veces. La visión precede a la realidad.
Ley Espiritual de la Creación


Agobiada porque como todo Junio que se precie tengo exámenes, trabajos y  tareas pendientes. El fin de mi máster, examen de inglés...porque que una sea coach no quiere decir que no tenga un día de agobio y sensación de mejora en la gestión del tiempo. Si no experimentas y vivencias es más complicado generar empatía con tus clientes cuando traen esas sensaciones. Así que me he puesto a hacer un ejercicio que es una de las herramientas con las  que yo trabajo con mis clientas, la elaboración de lo que yo llamo: panel de sueños. Yo acostumbro a  hacer uno cada año, disfruto mucho mientras lo hago, pongo música y me dedico a ojear revistas y a ir recortando lo que me motiva, me gusta, me remueve, según veo las imágenes y paso las hojas. Es una labor creativa y muy relajante, la cabeza se mantiene calladita, te liberas de pensamientos y todo fluye fácil, como cuando era niña y la clase de plástica todavía se llamaba manuales e inundaba el aula un olor a pegamento "imedio" y a libertad. Y nadie había oído hablar del visual thinking ni falta que nos hacía.

Y  para qué os cuento esto os preguntaréis, pues porque está directamente relacionado con algo de lo que me dí cuenta ayer mientras contemplaba mi barrio lleno de grúas de obra y creciendo porque es una zona residencial nueva, y al mirar una de las casetas de obra donde las promotoras venden los pisos me dí cuenta del gran ejercicio de confianza que es invertir en un piso comprado sobre plano, sobre plano! El piso no existe, sólo hay un terreno vallado, alguna maquinaria y una caseta de obra donde te muestran planos que una vez contemplas y te entusiasmas se convierten en tu mente en tu futura casa. Pero allí no hay nada, ni trasteros, ni salón comedor, ni zonas comunes...estás haciendo una de las mayores inversiones de tu vida sobre una idea.
Suele ocurrirnos con las decisiones más importantes que tomamos, o no has proyectado estando embarazada mil veces la cara que tendría tu bebé, sus ojos, su sonrisa, como imaginabas ser mamá y lo que harías. 

Hay una anécdota referida a Walt Disney, cuando se inauguró su parque de atracciones, Disneyland él ya había fallecido, y uno de los periodistas en la visita inaugural le comentó a su hija que era una lástima que su padre no pudiera estar en esos momentos viéndolo. La hija le contestó, no se preocupe, mi padre fue el primero en verlo, pues lo había visto en su mente.

Con todo esto os quiero animar a visualizar, vuestros objetivos, proyectos, cualquier situación que proyectéis. La visualización es una herramienta muy potente y al alcance de cualquiera. Pero claro recomiendo visualizaciones positivas, porque inconscientemente traemos muchas visualizaciones negativas a nuestra mente, se nos aparecen imágenes terribles de lo peor que puede sucedernos. Al hacer visualizaciones activamos la misma zona del cerebro que se activa para los recuerdos de manera que desde un punto de vista fisiológico no sabemos si es recuerdo o sueño, yo misma he tenido alguna vez esta confusión. Y evocamos emociones diferentes cuando la situación acontezca, nos liberamos de miedos e incertidumbres, ya hemos transitado por ese lugar, por ese momento, como por nuestro piso comprado sobre plano.

Utilizo las visualizaciones positivas en mi vida pero también con mis clientes, son potentes, nos hacen sentir bien, nos ayudan y nos dan muchas información del inconsciente.

Y es que al final como ya dijera Calderón de la Barca: 

¿qué es la vida? un frenesí
¿qué es la vida? una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Así que a soñar con la vida que queréis con las cosas que deseáis y a compartir y cumplir sueños.


martes, 3 de mayo de 2016

¿ Y si un trozo de madera, descubre que es un violín?
A. Rimbaud

El día que decidí colgar mi capa. Y no estoy citando a Ramón García porque haya decidido no hacer más retrasmisiones de la uvas desde la Puerta del Sol. No, me estoy citando a mí misma el día que decidí no ejercer más a modo de superheroína y poner mis superpoderes al servicio de otros menesteres.

No es fácil ser una supermujer, ni siquiera parecerlo, ya que las mallas y la licra nunca mienten. Bromas aparte, descubro con frecuencia lo mucho que se abusa de esta imagen y de este concepto, supermujeres y supermadres que llegan a todo en su trabajo, en su familia, en su vida social. Tal es ese grado de perfección artificialmente establecido, que parece que todas nos creemos poseedoras de superpoderes, pero ojo que  esos que creemos que debemos tener, porque se identifican con la imagen de supermujer no siempre coinciden con los nuestros, los innatos, los que me acompañan desde niña. De hecho muchos de mis verdaderos superpoderes los he ahogado en criptonita para dejar aflorar los que consideré socialmente más aceptados.

Y así llegó uno de los primeros en aflorar, dejar de lado lo que me hacía feliz por utilizar mi primer superpoder "lectura de pensamiento" de los demás y saber qué es lo que esperaban de mí sin ni siquiera preguntárselo. A una miembro de la Liga de la Justicia como yo me llevó a estudiar Derecho, cómo no! si otro de mis superpoderes ha sido siempre " yo conozco la Justicia Universal" y estoy capacitada para ejercerla, eso me ha llevado a juzgar mucho, a tener la creencia de que existe una sóla forma correcta de hacer las cosas y que yo tenía el barómetro homologado internacionalmente, y a la primera que sometía a esos jucicios por supuesto era a mí misma. Otro superpoder muy recurrente era mi "superpreocupación" si toda mi cabeza estaba saturada con pensamientos sobre una situación que me preocupaba se convertía en una forma de contribuir a su posible solución, no bajar la guardia y andar cargada con el equipaje mental como un lastre era parte de la solución. Y por supuesto mi "superfuerza" un superpoder que me hacía no prestar atención en absoluto a mis emociones o meterlas debajo de la alfombra si yo consideraba que no eran apropiadas para la ocasión porque yo soy fuerte, muy fuerte!

He vivido mi  vida profesional la mayor parte del tiempo desde una posición de preponderancia que no de superioridad sino desde la responsabilidad convertida en carga de solucionar los problemas de los demás compartiendo lo que yo sabía, como asesora jurídica, como  profesora, incluso como consultora.

¿Sabéis que fue lo que me liberó de seguir con mi capa de un lado para otro intentando solucionar otras vidas? No, no fue el lexatin  malpensadas, fue un remedio mucho más natural, la confianza.

Confianza plena primero en mí misma y en que todo estaba correcto, que hago las cosas lo mejor que puedo con lo que sé en ese momento y la confianza en los demás en que todo el mundo es capaz de hacer lo que cree oportuno y de tomar las decisiones correctas que le llevarán por caminos y aprendizajes que necesita para su vida. Y por supuesto la confianza en un universo sabio que pone la banda sonora al ritmo de las vidas. Y sólo conozco una base sólida sobre la que establecer la confianza y esa es el amor incondicional, así que si tengo que elegir un sólo superpoder tengo claro con el que me quedo.

 ¿Y tú lo tienes claro? Si no es así confío en que podré acompañarte como coach en tu proceso de descubrimiento porque ahora confío en que todo lo que necesitas saber está dentro de ti.

miércoles, 6 de abril de 2016

"Las mañanitas de Abril son muy dulces de dormir"
Ginesa Valera, mi madre
Esta es para mí, probablemente la entrada más emotiva de las que haga en este blog. La escribo con los ojos llenos de lágrimas y el corazón de dolor. La escribo a modo de homenaje a mi madre, que falleció el viernes 1 de abril y que ayer hubiera cumplido 77 años.
Ese refrán con el que encabezo el texto nos lo decía mi madre siempre en primavera, y ella eligió el primer día del mes de Abril para dormir y descansar de las terribles consecuencias que trae consigo la enfermedad de Alhzeimer que padecía desde hace 5 años.
Cuando llega la enfermedad todo es confuso muy agitado y te llenas de rabia e impotencia. Hoy después de 5 años de aprendizajes quiero compartir con vosotros no lo que me enseñó el Alhzeimer, sino lo que me enseñó mi madre en sus últimos años de vida.
He aprendido que existe dentro de cada uno de nosotros una paciencia infinita que desconoces hasta que desarrollas.
He aprendido que es difícil vivir sin atesorar los buenos recuerdos de tu vida y que  es más fácil vivir desechando malos recuerdos y rencores y empezando de nuevo cada día como una nueva oportunidad de reaprender cada cosa que ya creías saber.
He aprendido a dejarme ayudar y a confiar en otras personas. Llegado el momento mi hermana y yo, que fuimos educadas en la creencia de que las hijas han de cuidar de sus padres hasta el final, delegamos los cuidados de mi madre en personas que la han cuidado excediendo la profesionalidad y llenando su labor de humanidad.
He aprendido que nuestros pensamientos pueden estar ausentes pero nuestras emociones no se desprenden de nosotros hasta el último suspiro y que nuestra identidad no queda anulada por ninguna enfermedad por devastadora que ésta sea. A mi madre le seguían gustando las mismas cosas que le han gustado siempre y también te comunicaba a su nueva manera de comunicar lo que le desagradaba.
He aprendido a desapegarme de cosas y hasta de personas. He comprendido que ni todo, ni todos permanecen en nuestra vida para siempre, simplemente nos acompañan una etapa  y luego siguen su camino.
Pero sobre todo he aprendido que la grandeza de mi madre, no residía en su belleza, ni en la profundidad de su mirada azul sino en su gran fortaleza y en la capacidad que ha tenido para encontrar la felicidad en cada una de las fases de la enfermedad, que ha seguido haciendo amigas y siendo una persona muy especial hasta el final.
Que no le han hecho falta recuerdos para no olvidarse en ningún momento de quien era.
Gracias mamá, te quiero.
  

viernes, 4 de marzo de 2016

"Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento"
Eleanor Roosevelt



Hoy me apetece escribir sobre algo que en diferentes momentos de mi vida ha ido cambiando, y es cómo influye en nuestras vidas lo que hacen los demás. Así en general, las personas que nos rodean. 

Cómo detectar lo que sentimos a este respecto, como casi siempre nuestro lenguaje dice mucho más de lo que probablemente queremos decir y así decimos o escuchamos frases como estás: 

Si yo hubiera tenido otra familia pero la familia te toca y es lo que hay
Si no me hubiera casado con este hombre, quién sería yo ahora
Si no fuera por mis hijos aquí iba a estar yo
Si hubiera estudiado cuando tenía que hacerlo otro gallo me cantara...

¿Os suenan?  Porque así podría estar yo escribiendo frasecitas de estás con su contenido en pequeñas dosis de veneno hasta llenar el post. Y ¿quién no ha caído en esa trampa? La de echar balones fuera, la de protagonizar el papel de víctima en esta película de tu vida y encontrar circunstancias y personas  a las que culpar de que tu vida no lleva el rumbo que realmente te gustaría que llevase. 

Y como la cara y la cruz de una misma moneda, en ocasiones, lo que nos encanta es soltar lastre, y ponernos en manos de "expertos" que nos digan cómo se hacen las cosas, así como si sólo hubiera una manera correcta, un camino exacto, doctores/as, o mejor aún health coach, personal trainers, personal shoppers, y todo un elenco de secundarios en nuestra vida que van a empezar con esa frase que en muchas ocasiones se convierte en música para nuestros oídos que es "a tí lo que te hace falta es..." o "tú lo que tienes que hacer es ...". Y qué satisfechas nos quedamos cuando escuchamos la receta!! lo que tenemos que hacer o comprar para que nuestra vida se vuelva más fácil, y en una palabra, mejor. Después lo que solemos hacer es defender  cómo si nos fuera la vida en ello, la palabra del o la respetada profesional que nos asesoró, o del libro que leímos y convertirnos en absolutas radicales de esa idea, no sea que ahora me de cuenta de que he pagado un pasta por algo que no me sirve para nada, no, no, yo de este tren no me bajo tan fácilmente y seguir defendiéndolo hasta que ya ni siquiera nos sirva ese criterio adquirido en segunda mano.

Y es que dejar que cualquiera nos haga el equipaje para un destino que ni siquiera conoce, pero confiamos en que lo que nos pongan en la maleta estará bien porque cualquiera sabe más de nosotras que nosotras mismas y si no, es fácil sólo debemos culpar a alguien más, y que se sume al grupo de hijos, marido, compañeros de trabajo...los y las culpables de lo nuestras pequeñas desgracias.

Y así seguimos cultivando nuestro diálogo interior reactivo "eso me lo ha dicho con segundas..." "se cree que no me he dado yo cuenta..." y alimentando nuestros miedos e inseguridades respecto a la maternidad, al trabajo, a nuestras capacidades. Vemos en las actitudes o comentarios de otros/as el espejo, lo que nos falta por construir, lo que nos pica. Y cómo en ocasiones hacemos a otros/as responsables de nuestras emociones también nos funciona a la inversa y si tu pareja un día habla menos o le notas enfadado, comienzas a revisar tu catálogo de posibles culpas . Y es que esta forma de vivir te llena de juicios hacia los y las demás y hacia una misma es como tomarse  el veneno y esperar que se mueran otros.

Qué  fácil es caer en esta trampa si no te trabajas el rumbo de tu vida, tus objetivos, quién eres y qué quieres. Y desde ahí es mucho más eficaz contactar con profesionales que te ayuden a conseguir tus metas en cualquiera de los ámbitos, y  delegar muchas tareas pero no abdicar. Y escuchar comentarios y no personalizarlos y pensar que son dardos envenenados dirigidos a mí. Porque sólo podremos encontrar fuera una vez que hayamos hecho nuestro trabajo dentro. Conquistar nuestra autonomía emocional, que esta no se tiene que someter a referéndum, y el estatuto de esta autonomía se apoya en los pilares del autoconcepto, la responsabilidad y la automotivación. Pero de estos ya hablaremos otro día...


lunes, 15 de febrero de 2016

" No es lo que tenemos sino lo que disfrutamos lo que constituye nuestra abundancia"
Epicuro

Cada vez que me escucho a mí misma desmerecerme por alguna de las cosas que hago bien, me pregunto para qué lo hago? Es decir si alguien se acerca y me dice me encanta tu blog, que bien escribes. Yo una de las primeras cosas que hago es sonrojarme, si esta reacción fisiológica fuese operable os garantizo que yo ya habría pasado por quirófano, lo siguiente es agradecerlo por supuesto y lo tercero suele ser, bah! no, tampoco escribo bien, hago lo que puedo. ¿Para qué hago esto?

Para desmerecer algo que hago bien, no sea que si yo escribo bien tú no puedas hacerlo. Esto es un pensamiento de escasez muy potente, pensar que las cualidades son limitadas, ¿acaso si eres guapa estás restándome a mí belleza? Son las cualidades, los talentos limitados o  por el contrario ilimitados. Porque si son limitados nos estamos engañando y estamos engañando a nuestros hijos, yo le diría a mi hijo, no voy a llevarte más a entrenar, es una pérdida de tiempo dos tardes a la semana, esto no es lo tuyo, no importa que te guste y disfrutes con ello no vas a superarlo, has nacido con 560 gramos de talento para el fútbol.Pues parece que no verdad. Y sin embargo actuamos muchas veces como si así fuera, si alguien es demasiado simpática o guapa o inteligente, y es consciente de sus fortalezas solemos decir, es muy lista pero sabe que lo es o se lo tiene muy creído. Entonces como va la cosa, hay que serlo pero no parecerlo. Y es por eso que impostamos una modestia que tiene que apostillar nuestras frases cuando recibimos un cumplido, no basta con que nos lo quedemos.
Acaso el rebajar con mi "modestia" tu cumplido no estoy en parte desmereciendo tu criterio, si opinas que escribo bien, y yo digo que no, no estoy tomando tu opinión al mismo nivel que la mía. Es como si haces un regalo a alguien y te dice qué bonito, lo voy a devolver pero que sepas que me encanta. Raro, raro, raro, no?

Qué curioso, lo complicado que me resulta recibir y lo poco que me cuesta admirar los talentos del resto. Cuando más perdida estaba, y ya lo he contado en alguna ocasión, sobre todo en el ámbito profesional, todo el mundo me parecía maravilloso en su oficio y sentía que deseaba la vida de cualquier otra persona que no fuera yo. Como emociones, mente y cuerpo van unidos, y mi cuerpo estaba en aquellos momentos descuidado y maltratado, también anhelaba cualquiera de los cuerpos de las revistas que no eran el mío. Imaginaba en los demás vidas perfectas que me resultaban inalcanzables. Vuelta a la escasez, a pensar que no estaba en mi todo lo que necesitaba para ser feliz, y que mi cuerpo, que me sostenía estoicamente es perfecto para mí y en cuanto lo escuchase un poquito actuaría en consecuencia.

Pero que a gustito se está a veces en el personaje víctima, tan socialmente aceptado y reconocido y dejando aflorar emociones de envidia porque el resto tiene todo lo que deseas y tú sólo las cartas que te han repartido y no sabes a quién decirle que vuelva a barajar que con esa mano tienes poco que hacer. Y el sumirte en estos pensamientos tiene también consecuencias, una de ellas la necesidad perentoria de cubrir las carencias del ser con el tener, y el consumismo que es la forma más rápida e infantil de acercarme a quien quiero ser. Modelo a quién quiero parecerme teniendo lo mismo que ella o él, veo su blog , una revista y de pronto ansío un bolso, unos zapatos o un teléfono. Y entras de cabeza en el círculo de escasez. Te frustra no poder tener todo lo que tienen y es que hay una parte de ti que no ansía esas cosas, ansía parecerse a ciertas personas, por motivos diferentes. Pero como no puedo tener lo que "deseo" me siento más escasa, más vacía, más pobre.

Y si en vez de fijarte tanto en las cartas que no te gustan buscas las que tienes y te pueden dar juego. Ya sé que no estamos acostumbradas a ello, que al contrario tratamos de ponerlas detrás de otras, que te digan eres muy simpática y tú estés pensando "piensa que soy fea". Parece que de forma automática vamos a la carencia, a lo que crees no tener y no pones peso ni valor en lo que eres así sin hacer mucho esfuerzo, y que además te gusta serlo, no has de esforzarte para ello. 

Te propongo que  pongas en marcha alguno de los mecanismos de los que hablaba en el post anterior del diálogo interno y te digas hoy al menos tres cosas que te gustan de ti. Y yo por mi parte comenzaré a recibir con mucho amor los comentarios positivos que me llegan sobre el blog y como escribo. Y me los quedaré sin rechistar.


jueves, 4 de febrero de 2016

"Si tuvieras un amigo/a que te hable de la misma forma en que a veces te hablas a ti mismo/a,
 ¿ cuánto tiempo permitirías a esa persona ser tu amiga?"


Desconozco a quién he de adjudicarle esta cita, lo que se con certeza es el impacto que me ocasionó cuando la escuché por primera vez y fui consciente del diálogo interior tan destructivo que había mantenido conmigo misma en las etapas más difíciles de mi vida.

Alguna se ha mirado en el espejo y se ha dicho mentalmente frases que de venir de otra persona jamás tolerarías o incluso llegarías a plantearte si serían denunciables. O cuando has depositado una expectativa en un objetivo y éste por cualquier circunstancia no llega de la manera que has planeado. O sencillamente, por equivocarte en un desvío en la M-45, yo aquí en ocasiones, conseguía hacerme llorar, lo que jamás habría hecho con ninguna persona en el planeta y menos por semejante motivo.

Con el tiempo, he descubierto que detrás de tanta agresividad en el diálogo conmigo misma había miedo, miedito en dosis altas. Y que desde esa emoción producía mis pensamientos y desde esos pensamientos conducía mis acciones. Y también comprobé que los resultados de tales acciones difícilmente me conducían donde yo quisiera estar ni me acercaban a quien yo quería ser.

Ahora también sé que nuestro cerebro está diseñado para la supervivencia y no para la felicidad y que afortunadamente nos alerta de manera continua de los constantes riesgos con los que nos podemos encontrar . De los 60.000 locos pensamientos que nos fluyen cada día en la "trastienda" del cerebro, esas canciones raras, esa imágenes siniestras que se nos vienen a la cabeza, la gran mayoría son negativas.¿ Qué piensas cuando alguien se retrasa?, inexorablemente "le habrá pasado algo" (lo mismo que pensaba tu madre cuando quien se retrasaba eras tú, eh?), es la emoción del miedo al volante generando pensamientos. Tu automático no está diseñado para que pienses que a esa persona le ha ocurrido algo maravilloso que ha cambiado el rumbo de su existencia, ese pensamiento no está en tu programa de serie.

Tu diálogo interior genera acción tanto hacia ti misma como en tus relaciones con los demás. En cierta medida esa forma de hablarte tiene que ver con los juicios que realizas hacia ti misma y ese nivel de exigencia, eso sí un poco rebajado, también lo aplicas al resto.

Así que te invito a  tomar consciencia de tu diálogo interior, de qué te cuentas  y cómo te lo cuentas porque tanto si crees que puedes como si crees que no estarás en lo cierto.